Se
considera este siglo como el nacimiento de la medicina moderna, con el establecimiento
definitivo del método científico como principal vía de descubrimientos y
avances en este campo, dejando así atrás otros caminos menos ortodoxos y con
raíces más tradicionales como la creencia en chamanes, curanderos y
charlatanes, conducta predominante durante todo el siglo XVIII. Sin embargo,
habrá que esperar hasta mediados de siglo para poder observar estos cambios, ya
que las primeras décadas de éste son tan solo una continuación de los logros
médicos del siglo anterior, en concreto la instauración de medidas higiénicas
(eliminación de los malos olores de alcantarillas y basuras) y el
abastecimiento de agua potable a toda la población se convirtieron en los dos
pasos más importantes en la lucha contra la enfermedad y el contagio de
enfermedades. La medicina preventiva iba abriéndose paso en una sociedad
bulliciosa y deseosa de cambios, recordemos que nos encontramos en años
posteriores a la Revolución Industrial que sacudió a Europa en todo tipo de
ámbitos: social, económico y demográfico, la población iba creciendo y se hacía
necesario cada vez más prevenir las enfermedades, ya que curarlas era demasiado
trabajoso y peligroso, no obstante, los avances en estos primeros años del
siglo XIX se notaron poco, porque aún había problemas con la correcta
evacuación de aguas residuales y epidemias puntuales (en 1854 Londres fue
víctima de más de 14.000 casos de cólera entre su población con más de 618
muertes, por ejemplo, en menos de un mes).
Medicina del siglo XIX.
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